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A la reciente medida del cambio
ministerial se le vieron las costuras, como las que espera un buen
bateador ante la amenaza de un lanzador con la bola de nudillos. Nada
que ver. Más de lo mismo, mientras más cambios se realizan, más sigue
siendo lo mismo. Este gobierno no aprende acerca del tamaño ni la
dimensión de la crisis hegemónica en que se encuentra, ni mide las
consecuencias que ello produce para el pueblo venezolano que continua
pasando las de Caín, para poder sobrevivir en un ambiente de inseguridad
personal, de disminución de la calidad de vida, y la falta de
perspectivas para el futuro de las próximas generaciones.
Ensimismado como se encuentra entre las
mieles del supuesto poder del Estado, y el cada vez menos eficaz de la
organización política, el PSUV, para no hablar de los movimientos y
partidos conglomerados en el cada vez menos visible Polo Patriótico.
Lamentablemente las cosas van mal y no hemos tocado fondo ahora que ya
hasta ha decidido el gobierno endeudarse más en sus compromisos del
gobierno central, aparte las capacidades que todavía quedan dados los
altos volúmenes de reservas de hidrocarburos por debajo de la corteza
terrestre, o la obscena entrega de más del 10% del territorio nacional a
las empresas transnacionales y al mejor postor que desee aprovecharse
de dichos recursos sin importarle las consecuencias a la naturaleza y lo
que le ocurrirá a las próximas generaciones de venezolanos, con aquello
del ¨Arco Minero del Orinoco¨. El gobierno actual ha terminado por
perder hasta la vergüenza de ser venezolanos, a costo de mantenerse en
el supuesto poder hasta finales de un período que concluiría en el 2018,
a dos años de distancia apenas.
Se le vieron las costuras del enroque
ministerial al repartir entre los distintos grupos que se pelean por
mantener un liderazgo personalista e individual, luego de la siembra del
Comandante Chávez a ya casi cuatro años del 5 de marzo de 2013. Figuras
que se mueven de un puesto al otro, en una suerte de ¨barajeo¨ de la
mano, tratando de satisfacerlos a todos con un pedazo de la torta de la
renta de hidrocarburos con la ilusión de un aumento de precios que cada
día que pasa tiene menor poder de compra en el exterior, sin decir lo
que le ocurre a la mayoría de los venezolanos con ingresos en relación a
la moneda extranjera que se encuentran cerca del nivel de pobreza
absoluta, a pesar del cinismo expresado por algunos funcionarios que
siguen manipulando cifras, sin una publicación dado que han terminado
por desmontar los sistemas que venían rigiendo al Instituto Nacional de
Estadísticas (INE), y al Banco Central de Venezuela (BCV), en una suerte
de esconder el sofá, para mentirle al país en algo que la mayoría de
los venezolanos que viven de un ingreso salarial, que no alcanza para
cubrir sus necesidades básicas de salud y alimentación.
Pero es que el reparto no se dio
solamente en el campo de las personalidades de lo civil, sino que
alcanza también a miembros de la institución armada, en una suerte de
dar para comprometer, quién sabe para tratar de minimizar el impacto de
la posible reacción de dicha institución, muy lejos de lo que vino a
llamarse la unidad de la Fuerza Armada y el pueblo venezolano. Cómo
llegó a afirmar una vez el Moro de Tréveris, la ¨burocracia es un
círculo del que nadie puede escapar¨. En una suerte de desmoronamiento
gubernamental, junto con el aumento de un proceso de burocratización que
culmina en una mayor ineficiencia, a lo cual se agregan los acuerdos
con un sector privado cada vez más ansioso de hacerse de las pocas
divisas que produce nuestra mermada industria de los hidrocarburos.
Acompañada a la ¨movida ministerial¨ la
salida de una serie en términos del más puro baseball criollo, de una
serie de ¨bates quebrados¨, los cuales sin aportes intelectuales menos
en el arreglo de los ingentes problemas que atormentan a la mayoría de
la población venezolana.
En síntesis, reparto entre grupos
civiles y militares de los cargos ministeriales, con descarga de una
serie de funcionarios que servían de emergentes de última instancia, con
los unos y los otros, en un intento por alargar la agonía de un
gobierno que en su sano juicio debería estar preparando las maletas para
dar paso a un nuevo gobierno de carácter popular revolucionario que
pueda continuar lo que ocurrió en el país bajo la dirección del
Comandante Chávez desde 1999 hasta finales del año 2012. Tan sencillo
como eso, lo demás son ilusiones, pura fantasía, o simplemente ¨patadas
de ahogado¨, ante una derecha con caracteres fascistoides que tiene como
mejor aliado de su gestión al actual gobierno en funciones, mientras
más tiempo dure le será más fácil llegar al gobierno, es cuestión de
esperar y ver pasar el cadáver de su enemigo. Por lo tanto no hay que
facilitarle la tarea.
Por tanto no hay tiempo que perder en la
construcción de una alternativa que pueda modificar ese pronóstico
reservado que nos muestra la crisis de hegemonía, agravándose con el
pasar de los días.
Repetiremos hasta la saciedad sin que
nos llegue el cansancio la necesidad de resistir con fortaleza,
consolidando lo avanzado, refundiendo el Estado, la República, el
gobierno, el pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana, junto a las
organizaciones políticas y sociales revolucionarias, bajo un liderazgo
político colectivo, como la vía necesaria para poder construir un bloque
hegemónico que permita salir del laberinto en que nos encontramos.